jueves, 21 de junio de 2012

Prodesse et delectare

Ummm... todo viaje llega a su fin y faltaba el brindis bloguero, mi mensaje de despedida digital.
La verdad es que este verano ha sido una experiencia inspiradora y lo ha sido en varios sentidos. Nunca me había sumado yo, como profe, a la escritura de un blog con alumnos de "redacción". Lo había usado como plataforma fija de información, como medio para compartir algunos enlaces o publicaciones, pero nunca me había lanzado del todo a ser compañero de escritura de los chavos. Las dudas fueron muchas. Para empezar, de redacción, pues no sabía bien qué tono darle, si más académico o más personal. Ni si asumir un rol más pedagógico (explicando las tareas, ofreciendo consejos e información útil) o más sergiano. Como pueden ver sufrì de los mismos dolores de cabeza y de las mismas iluminaciones que ustedes.

No fue la única fusión. En el salón de clases por momentos me llegué a sentir uno más del grupo. Claro, con vitola y mando califiquil de profesor, pero con la complicidad de un participante más en el corro de la clase. Solté mi cuerpo para poder expresarme mejor (sí, ya saben, esos brinquitos que doy de bailarín reprimido, esos regates de ex-futbolista alienado). Compartí con ustedes anécdotas e imágenes de mi vida personal (como el recorrido en Googlemap por Cardeñosa, mi aldea natal). Me burlé de algunas de sus actitudes y comentarios, me expuse también a su burla  e incluso a la severa sanción de sus negativos (jijiji, es la primera vez que me los ponen). En fin, el aula, por momentos, se nos fue convirtiendo en un ecosistema de amigos.

Pero eso no es todo. Sinceramente, creo que ustedes, en promedio, produjeron los blogs más valiosos que hasta ahora he sido capaz de alentar en mis clases. Y los ensayos, si no los mejor escritos, sí fueron los que integraron un conocimiento más personal y diverso. Sus platilos intelectuales, en pocas palabras, han sido los más sabrosos de mi pequeña historia como profesor, al menos teniendo en cuenta el breve plazo que teníamos, poco más de un mes. En realidad, tres semanas. Ojo, no todo ha sido llegar y besar el santo. Su escritura sigue plagada de errores ortográficos que, a pesar de mi opinión personal como filólogo (no puedo evitar entender su sentido, la ciencia que portan), pueden afear sus logros académicos o profesionales en el futuro. Honestamente, creo que el curso no les ayudó mucho al respecto. También les costó un chingo argumentar una visión personal de su tema de investigación y la fuerza gravitatoria hacia el escrito monográfico y explicativo aún pesa sobre sus ensayos como maelstron. No sé en qué medida o de qué forma el curso contribuyó a afilar su pensamiento crítico. Pero no me hagan caso... siempre quiero más. Soy insaciable.

En fin, el sabor final que me queda sólo puede ser comparado a mi plato favorito, los chilaquiles. Ya saben, ese sustancioso equilibrio entre la capacidad nutritiva de la tortilla de maíz, los tomates y el pollo con el sabor agridulce de la alegría de vivir. Prodesse et delectare, decía el eslógan del neoclasicismo, es decir, aprender divirtiéndose. Nutrirse con sabor. Como los chilaquiles. Como Escritura en las profesiones del verano I, Universidad de las Américas, Cholula.

Así que muchas gracias por todo lo que he aprendido con ustedes. Nunca antes había trabajado el blog de manera tan colectiva. Nunca antes había organizado un minicongreso con las mejores exposiciones. No me había soltado y expresado tanto como profe y como Sergio. Así que gracias por las clases que hemos compartido, por las clases que me han dado.

3 comentarios:

  1. sii las graciias son para usted, un curso geniial, sin duda lo volveria a tomar kn usted, muy buena actitud q contagiia ;D, saludos

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  2. joder, y yo nunca antes había conocido a un profesor que inspirara tanto de sólo leerlo y hablar con él. Espero que algún día me salgan las enchiladas en clase. Hasta entonces me alegra mucho saber que alguien está haciendo grandes guisos en la UDLA.

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