martes, 5 de junio de 2012

Espadas y laberintos de Borges

Decía Angel Rama en la Ciudad Letrada que la conquista de América no se logró sólo con las armas de hierro y la pólvora. Fue posible gracias, especialmente, a la letra escrita, impresa, que dominaba todos los aspectos de la vida (desde el registro de bautismo y defunciones a la sanción de las leyes y la promición de la cultura). El verdadero ejército contra el que nada pudieron hacer los pueblos prehispánicos estaba conformado por millares de escribanos, abogados y poetas. Y es que las civilizaciones indígenas no estaban preparadas para luchar contra un mundo regido por la palabra escrita. Quedaron en fuera de juego, con sus ricas y sofisticadas tradiciones de cultura oral ninguneadas.

Pues bien. Hoy tuvimos una sobredosis. En Tres versiones de Judas, Borges nos  demuestra el poder seductor de los textos, especialmente del lenguaje académico-científico. Como si estuvíéramos leyendo prestigiosas especulaciones teológicas, nos cuela una serie de divagaciones espeluznantes sobre la figura de Judas. En la última, el colmo, argumenta que Judas bien pudo ser la encarnación humana de Dios, el verdadero Cristo.

Lo que más me gusta de la escritura de Borges es esa sintaxis anglosajona, como a él le gustaba presumir, ese ritmo lógico, especulativo de su prosa que va adentrándote racionalmente en las irracionalidades más absurdas. Hasta el punto de que terminas por dudar de todo, de tus convicciones anteriores pero también de las que el propio Borges relata. Si la escritura de Borges fuera una arquitectura sería la del laberinto. Y luego está su vocabulario, lleno de precisión, inaudito, certero, peligroso... como una espada filosa. En fin, Borges me enseñó el poder de la literatura para llevarme a otro mundo que latía dentro de mi mente.

Pero no lo elegí por mis nostalgias sino por parecerme una forma interesante de arrancar el segundo parcial, en el que abordaremos el pensamiento argumentativo y la retórica de la escritura académica. Qué mejor aperitivo que experimentar su magia persuasiva.
Nunca sé qué significan esas lecturas para los chavos. Algunos hoy me miraban con cara suplicante para que dejara de abrumarlos con más análisis de un texto como el de Borges, ya de por sí denso en lo verbal y lo lógico. Otros parecían encantados de acceder a un mundo de trucos linguísticos, abstracciones, juegos mentales.  Y es que Borges es de esos autores que fascina o repele, sin término medio.

Aquí va un video que reseña una de los relatos más famosos del escritor argentino, "Funes el memorioso", la historia de un insomne que no podía parar de recordarlo todo



Referencias:

Rama, A. (1984). La ciudad letrada. Hannover, New Jersey: Ediciones del Norte.

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